Hubo un momento en el que creí sentirlo hace años por la persona en la que más confiaba en el mundo, sólo para que se rompiera en mil pedazos.
Pero ahora ha vuelto a mi vida y estoy seguro de que estaba equivocado.
Porque nada se compara con lo que siento por River Lennox.
Nada podría haberme preparado para que la guerra que libramos el uno contra el otro se convirtiera en una batalla no sólo para encontrarnos a nosotros mismos, sino el uno contra el otro.
Nuestra condena a prisión se convirtió en nuestro santuario frente a cualquier cosa -o persona- que se atreviera a separarnos.
Se metió bajo mi piel, en mi corazón, y se instaló allí a pesar de mis esfuerzos por detenerlo.
Pero eso no importa ahora. No cuando me encuentro en una partida de ajedrez que nunca pedí jugar, con decisiones forzadas que nadie debería tomar.
No es sólo la vida y la muerte.
Es el amor y el odio.
El pasado y el futuro.
Excepto... cuando mi pasado llama a la puerta con sed de venganza, empiezo a cuestionarme si tengo algún futuro.
Mil gracias a FB!
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